LIBRO V (Δ)
Capítulo 1
PRINCIPIO
Se llama principio, en primer lugar,
1. al punto de una cosa desde donde alguien puede comenzar a moverse; por ejemplo, el principio de la longitud y del camino será, por esta parte, éste, y por la contraria, el otro.
En segundo lugar, se llama también principio
2. el punto desde donde cada cosa puede hacerse del mejor modo; por ejemplo, la instrucción no debe a veces principiarse desde lo primero y desde el principio de la cosa, sino desde donde con más facilidad puede aprender el discípulo.
En tercer lugar, se llama principio
3. aquello desde lo cual, siendo intrínseco a la cosa, ésta comienza a hacerse; por ejemplo, de una nave, la quilla, y de una casa, los cimientos, y de los animales, unos consideran principio el corazón, otros el cerebro, y otros, cualquiera otra parte semejante.
En cuarto lugar,
4. aquello desde lo cual, sin ser intrínseco a la cosa, ésta comienza a hacerse y desde donde principian naturalmente el movimiento y el cambio; por ejemplo, el hijo, desde el padre y la madre, y la lucha, desde la injuria.
En quinto lugar,
5. aquello según cuyo designio se mueven las cosas que se mueven y cambian las que cambian, como en los Estados los magistrados, las potestades, los reinos y las tiranías se llaman principios, y las artes, y, de éstas, sobre todo las arquitectónicas.
Además, se llama también principio de la cosa
6. el punto desde donde una cosa empieza a ser cognoscible; por ejemplo, de las demostraciones, las premisas. Y de otros tantos modos se dicen también las causas; pues todas las causas son principios.
Así, pues, a todos los principios es común ser lo primero desde lo cual algo es o se hace o se conoce. Y de éstos, unos son intrínsecos y otros extrínsecos. Por eso es principio la naturaleza, el elemento, la inteligencia, el designio, la substancia y la causa final, pues el principio del conocimiento y del movimiento de muchas cosas es lo Bueno y lo Bello.
Capítulo 2
CAUSA
Se llama causa, en un primer sentido, la materia inmanente de la que algo se hace; por ejemplo, el bronce es causa de la estatua, y la plata, de la copa, y también los géneros59 de estas cosas. En otro sentido, es causa la especie y el modelo; y éste es el enunciado de la esencia y sus géneros (por ejemplo, de la octava musical, la relación de dos a uno, y, en suma, el número) y las partes que hay en el enunciado. Además, aquello de donde procede el principio primero del cambio o de la quietud; por ejemplo, el que aconsejó es causa de la acción, y el padre es causa del hijo, y, en suma, el agente, de lo que es hecho, y lo que produce el cambio, de lo que lo sufre. Además, lo que es como el fin; y esto es aquello para lo que algo se hace, por ejemplo, del pasear es causa la salud.
¿Por qué, en efecto, se pasea? Decimos: para estar sano. Y, habiendo dicho así, creemos haber dado la causa. Y cuantas cosas, siendo otro el motor, se hacen entre el comienzo y el fin; por ejemplo, de la salud es causa el adelgazamiento, o la purga, o las medicinas, o los instrumentos del médico. Pues todas estas cosas son por causa del fin, y se diferencian entre sí porque unas son instrumentos, y otras, obras. Así, pues, las causas se dicen, sin duda, en todos estos sentidos; pero ocurre que, diciéndose las causas en varios sentidos, hay también varias causas de lo mismo, no accidentalmente (por ejemplo, de la estatua son causa el arte del escultor y el bronce, no en algún otro aspecto, sino en cuanto estatua; pero no son causa del mismo modo, sino lo uno como materia y lo otro como aquello de donde procede el movimiento), y causas recíprocas (por ejemplo, el trabajar es causa de la buena salud, y ésta, del trabajar; pero no del mismo modo, sino lo uno, como fin, y lo otro, como principio del movimiento). Y todavía, una misma cosa es causa de los contrarios; pues lo que, estando presente, es causa de esto, eso mismo, estando ausente, lo consideramos a veces causa de lo contrario; por ejemplo, consideramos causa del naufragio la ausencia del piloto, cuya presencia era causa de la conservación, y ambas, tanto la presencia como la privación, son causas en cuanto que mueven. Y todas las causas ahora mencionadas se dividen en cuatro clases principales. Pues los elementos de las sílabas, la materia de las cosas fabricadas, el Fuego, la Tierra y todos los principios semejantes de los cuerpos, las partes del todo y las premisas de la conclusión, son causas como aquello de lo que proceden las cosas; y estas causas, unas son como el sujeto, por ejemplo las partes; otras, como la esencia, por ejemplo el todo, la composición y la especie. Pero la semilla, el médico, el que aconsejó y, en general, el agente, todas éstas son causas de donde procede el principio del cambio o de la estabilidad. Otras son causas como el fin y el bien de las otras cosas; pues aquello para lo cual las demás cosas se hacen quiere ser lo mejor y el fin de las demás cosas; y nada importa decir que es el Bien en sí o un bien aparente.
Así, pues, éstas son las causas, y tal es el número de sus especies; pero los modos de las causas son muchos en número, aunque, recapitulados, también éstos son menos: las causas, en efecto, se dicen en varios sentidos, y de las que son de la misma especie, una es anterior y otra posterior; por ejemplo, el médico es causa de la salud, y el artesano, de su obra, y de la octava musical, el doble y el número, y siempre las cosas que contienen lo que sea, de los singulares. Y, además, como el accidente y sus géneros; por ejemplo, de la estatua es causa, de un modo, Policleto, y, de otro modo, un escultor, porque el escultor es accidentalmente Policleto; y los sujetos que contienen el accidente, por ejemplo un hombre es causa de la estatua, o también, en general, un animal, porque Policleto es hombre, y el hombre es animal. Y hay también entre los accidentes unos más remotos o más próximos que otros; por ejemplo, si se dijera que el blanco y el músico son causa de la estatua, y no sólo Policleto o un hombre. Y, además, de todas las causas dichas tanto propiamente como accidentalmente, unas se dicen como en potencia y otras como en acto; por ejemplo, causa de la edificación, un edificador o un edificador que está edificando. Y lo mismo se dirá también de aquello en que las causas son causas para las cosas dichas, por ejemplo, de esta estatua o de una estatua o, en general, de una imagen, y de este bronce o de un bronce o, en general, de una materia; y lo mismo en los accidentes. Y, todavía, se dirán concatenadas tanto éstas como aquéllas; por ejemplo, no Policleto ni un escultor, sino el escultor Policleto. Sin embargo, todas éstas son en total seis, pero dichas en dos sentidos; pues se dicen causas o bien como lo singular o bien como el género, o bien como el accidente o como el género del accidente, o bien como concatenadas o como dichas simplemente, y todas o bien como actuantes o bien potencialmente. Y se diferencian en que las que están en acto y las singulares son o dejan de ser junto con las cosas de las que son causas; por ejemplo, este que cura, simultáneamente con este que es curado, y este que edifica, con esto que es edificado.
En cambio, las que están en potencia, no siempre; pues no se destruye la casa al mismo tiempo que el edificador.
Capítulo 3
ELEMENTO
Se llama elemento lo primero, inmanente y específicamente indivisible en otra especie, de lo que algo está compuesto; por ejemplo, son elementos de una voz aquellas partes de las que se compone la voz y en las que finalmente se divide, pero éstas ya no se dividen en otras voces específicamente diferentes de ellas, sino que, aunque se dividan, sus partes serán de la misma especie; por ejemplo, una parte de agua es agua, pero no es sílaba una parte de la sílaba. Y de modo semejante explican también los elementos de los cuerpos los que dicen en qué cosas últimas se dividen los cuerpos, sin que éstas se dividan ya en otras cosas específicamente diferentes; y ya sean una o varias las cosas tales, las llaman elementos. Y de modo parecido se llaman también elementos los de las proposiciones geométricas, y, en general, los de las demostraciones; pues las demostraciones primeras e implícitas en más demostraciones61 se llaman elementos de las demostraciones; y son tales los silogismos primeros compuestos de los tres términos a través de uno medio.
Y, metafóricamente, llaman también elemento, partiendo de aquí, a lo que, siendo uno y pequeño, es útil para muchas cosas; por eso también lo pequeño y simple e indivisible se llama elemento. De aquí procede que las cosas más universales son elementos, porque cada una de ellas, siendo una y simple, está en muchas o en todas o en la mayoría; de aquí también que el Uno y el Punto sean considerados por algunos como principios. Y, puesto que los llamados géneros son universales e indivisibles (pues no hay enunciado de ellos), algunos llaman elementos a los géneros, más aún que a la diferencia, porque el género es más universal; en efecto, a lo que tiene diferencia también le acompaña el género; en cambio, a lo que tiene género, no siempre le acompaña la diferencia. Pero es común a todos los tipos de elemento que sea elemento de cada cosa lo primero que está en cada una.
Capítulo 4
NATURALEZA
Se llama naturaleza, en un sentido, la generación de las cosas que crecen; por ejemplo, si uno pronunciara la u alargándola; en otro sentido, aquello primero e inmanente a partir de lo cual crece lo que crece. Además, aquello de donde procede en cada uno de los entes naturales el primer movimiento, que reside en ellos en cuanto tales. Y se dice que crecen cuantas cosas tienen aumento a través de otro por contacto y unión natural, o por adherencia, como los embriones. Pero la unión natural se diferencia del contacto, pues en éste no es necesario que haya ninguna otra cosa además del contacto, mientras que en las cosas que están unidas naturalmente hay en ambas algo idénticamente uno, que hace que, en vez de tocarse, estén unidas naturalmente y sean una sola cosa en cuanto a la continuidad y la cantidad, pero no en cuanto a la cualidad.
Y se llama también naturaleza el elemento primero, informe e inmutable desde su propia potencia, del cual es o se hace alguno de los entes naturales; por ejemplo, se dice que el bronce es la naturaleza de una estatua y de los utensilios de bronce, y la madera, de los de madera. Y lo mismo en las demás cosas. Pues de estos elementos es cada cosa, conservándose la materia primera; de este modo, en efecto, dicen que son también naturaleza los elementos de los entes naturales, mencionando unos el Fuego, otros la Tierra, otros el Aire, otros el Agua, otros alguna otra cosa semejante; unos, algunas de estas cosas, y otros, todas éstas. Y, todavía, en otro sentido, se llama naturaleza la substancia de los entes naturales; así lo entienden, por ejemplo, los que dicen que la naturaleza es la composición primera, o, como dice Empédocles:
«no hay naturaleza de ninguno de los entes,
sino que sólo hay mezcla y permutación de las cosas mezcladas,
pero se llama naturaleza entre los hombres».
Por eso también cuantas cosas son o se generan naturalmente, aunque exista ya aquello a partir de lo cual naturalmente se generan o son, decimos que aún no tienen la naturaleza si no tienen la especie y la forma. Por consiguiente, es por naturaleza lo que consta de estas dos cosas, como los animales y las partes de ellos.
«no hay naturaleza de ninguno de los entes,
sino que sólo hay mezcla y permutación de las cosas mezcladas,
pero se llama naturaleza entre los hombres».
Por eso también cuantas cosas son o se generan naturalmente, aunque exista ya aquello a partir de lo cual naturalmente se generan o son, decimos que aún no tienen la naturaleza si no tienen la especie y la forma. Por consiguiente, es por naturaleza lo que consta de estas dos cosas, como los animales y las partes de ellos.
Y es naturaleza no sólo la materia primera (y ésta, de dos modos: o la primera para el objeto mismo, o la primera absolutamente; por ejemplo, para los objetos hechos de bronce, el bronce es primero para ellos; pero, absolutamente, sin duda el agua, si es que todas las cosas fusibles son agua), sino también la especie y la substancia; y éste es el fin de la generación. Y, por extensión, a partir de aquí y en general, toda substancia se llama naturaleza a causa de ésta, porque también la naturaleza es cierta substancia.
Así, pues, de acuerdo con lo expuesto, la naturaleza primera y propiamente dicha es la substancia de las cosas que tienen el principio del movimiento en sí mismas en cuanto tales; la materia, en efecto, se llama naturaleza por ser susceptible de este principio, y las generaciones y el crecimiento, por ser movimientos a partir de este principio. Y el principio del movimiento de los entes naturales es éste, inmanente en ellos de algún modo, o en potencia o en entelequia.
Capítulo 5
NECESARIO
Se llama necesario aquello sin lo cual, como concausa, no es posible vivir (por ejemplo, la respiración y el alimento son algo necesario para el animal, pues es imposible que sin ellos exista). También aquello sin lo cual no es posible que exista o se genere el bien, ni desechar el mal o librarse de él (por ejemplo, beber la medicina es necesario para no estar enfermo, y navegar hacia Egina, para recibir el dinero). Además, lo forzoso y la violencia, es decir, lo que, contra la tendencia y el designio, estorba e impide; lo forzoso, en efecto, se llama necesario, por lo cual es también aflictivo (como dice Eveno: «Pues toda acción necesaria es molesta por naturaleza»), y la violencia es cierta necesidad (como dice también Sófocles: «Pero la violencia me pone en la necesidad de hacer estas cosas»), y con razón se cree que la necesidad es algo que no se deja disuadir, pues es contraria al movimiento conforme con el designio y con la reflexión.
Además, lo que no puede ser de otro modo, decimos que es necesario que sea así; y según este sentido de lo necesario se dicen también necesarias en cierto modo todas las demás cosas. Pues lo forzoso quiere decir hacer o padecer necesariamente, cuando no es posible seguir la propia tendencia a causa de lo que impone su fuerza, como si dijéramos que necesidad es aquella por la cual no es posible obrar de otro modo, y lo mismo en lo que atañe a las concausas del vivir y del bien; pues, cuando no es posible ora el bien ora vivir y ser sin ciertas cosas, éstas son necesarias, y esta causa es cierta necesidad. Además, la demostración es una de las cosas necesarias, porque no es posible que la conclusión sea de otro modo, si se ha demostrado absolutamente; y de esto son causas las premisas, si es imposible que sean de otro modo aquellas de las cuales procede el silogismo.
Así, pues, algunas cosas tienen en otra la causa de que sean necesarias, pero otras no, sino que a causa de éstas son necesarias otras. Por tanto, lo primero y propiamente necesario es lo simple; esto, en efecto, no puede ser de varios modos, de suerte que tampoco puede ser de tal modo y de tal otro; pues ya sería de varios modos. Así, pues, si hay algunos entes eternos e inmóviles, para éstos no hay nada forzoso ni preternatural.
Capítulo 6
UNO, UNIDAD
Se dice que algo es uno o bien accidentalmente o bien por sí; accidentalmente, por ejemplo, «Corisco y lo músico» y «Corisco músico» (pues es lo mismo decir «Corisco y lo músico» que «Corisco músico»), y «lo músico y lo justo», y «(Corisco) músico y Corisco justo». Pues todo esto se llama uno accidentalmente; «lo justo y lo músico», porque son accidentes de una sola substancia, y «lo músico y Corisco», porque lo uno es accidente de lo otro; e igualmente, en cierto modo, también «Corisco músico» es uno con «Corisco», porque una de las partes del enunciado es accidente para la otra, por ejemplo «lo músico» para «Corisco»; y «Corisco músico» es uno con «Corisco justo», porque una parte de uno y otro enunciado es accidentalmente uno con el mismo uno.
Y del mismo modo también, si el accidente se dice del género o de los nombres de algún universal, por ejemplo si se dice que «hombre» es lo mismo que «hombre músico»; pues o bien se dice porque lo músico es accidente del hombre, que es una sola substancia, o bien porque ambos son accidentes de alguno de los singulares, por ejemplo de Corisco. Pero no se dan ambos del mismo modo, sino que uno se da probablemente como género y en la substancia, y el otro, como hábito o afección de la substancia. Así, pues, todo lo que se dice uno accidentalmente, se dice en este sentido. En cuanto a lo que se dice uno por sí, unas veces se dice uno por ser continuo, por ejemplo un haz, por la atadura, y unas maderas, por la cola; y una línea, aunque sea quebrada, si es continua, se llama una, como también cada una de las partes del cuerpo, por ejemplo la pierna y el brazo. Y, entre estas mismas cosas, es más uno lo continuo por naturaleza que lo continuo por arte. Y se llama continuo aquello cuyo movimiento es uno por sí y no puede ser de otro modo; y el movimiento es uno cuando es indivisible, y es indivisible según el tiempo. Y es continuo por sí todo lo que es uno no por contacto; pues si pones maderos tocándose unos a otros, no dirás que son uno, ni un madero ni un cuerpo ni ninguna otra cosa continua. Así, pues, lo totalmente continuo se dice uno aunque tenga flexión, y todavía más lo que no tiene flexión, por ejemplo la tibia o el muslo más que la pierna entera, porque es posible que el movimiento de la pierna entera no sea uno solo. Y la línea recta es más una que la quebrada; y a la quebrada y que tiene ángulo la llamamos una y no una, porque es posible que su movimiento sea no simultáneo o simultáneo; pero el movimiento de la recta siempre es simultáneo, y ninguna parte suya que tenga magnitud está en reposo mientras otra se mueve, como pueden hacer las de la línea quebrada. Uno se dice todavía en otro sentido, por ser el sujeto específicamente indiferenciado; y es indiferenciado aquello cuya especie es indivisible según la sensación; y el sujeto es o bien el primero o bien el último en orden al fin; en efecto, el vino se dice uno y el agua una, en cuanto que son específicamente indivisibles, y los líquidos todos se dicen uno, (por ejemplo el aceite, el vino) y las cosas fusibles, porque todos tienen el mismo sujeto último; pues son Agua o Aire todas estas cosas. Y se dicen uno también las cosas cuyo género es uno, aunque diferente por las diferencias opuestas —y todas estas cosas se dicen uno porque es uno el género que subyace a las diferencias (por ejemplo, caballo, hombre, perro son algo uno porque todos son animales), y de un modo ciertamente afín a como la materia es una. Y estas cosas, ora se dicen una de este modo, ora el género superior se dice el mismo —si son las especies últimas del género— el superior a éstas, por ejemplo el isósceles y el equilátero son una y la misma figura porque ambos son triángulos; pero no los mismos triángulos.
Y todavía se llama uno todo aquello cuyo enunciado, el que enuncia la esencia, es indivisible en orden a otro que manifiesta [la esencia] la cosa (ya que en sí mismo todo enunciado es divisible). Así, en efecto, lo que ha aumentado y lo que disminuye es uno, porque el enunciado es uno, como, en las superficies, es uno el enunciado de la especie. Y, en suma, aquellas cosas cuya intelección, la que entiende la esencia, es indivisible y no puede producir separación ni temporal ni local ni conceptual, esas cosas principalmente son uno, y, de ellas, sobre todo las que son substancias. Pues, en general, todo lo que no tiene división, en la medida en que no la tiene, se dice uno; por ejemplo, si algo no tiene división en cuanto hombre, es un solo hombre, y, si no la tiene en cuanto animal, es un solo animal, y, si en cuanto magnitud, una sola magnitud.
Así, pues, la mayoría de los seres se dicen uno por hacer, o tener, o padecer, o ser relativos a alguna otra cosa que es una, y los que primordialmente se dicen uno son aquellos cuya substancia es una, y es una o por su continuidad o por su especie o por su enunciado. En efecto, contamos como más de uno o los que no son continuos, o aquellos cuya especie no es una o cuyo enunciado no es uno.
Y, todavía, en un sentido decimos que cualquier cosa es una si es cuanta y continua, pero en otro sentido no, si no es algo completo, y esto no lo es si no tiene la especie una; por ejemplo, no podríamos hablar de una unidad al ver las partes del calzado dispuestas de cualquier modo, a no ser por la continuidad, pero sí podremos si las vemos de tal modo que sean calzado y tengan cierta especie ya una. Por eso también la línea del círculo es la más una de las líneas, porque es completa y perfecta. Pero el ser uno es ser cierto principio de un número. Pues la primera medida es un principio; aquello, en efecto, con lo que primero conocemos, es la primera medida de cada género.
Por tanto, el Uno es principio de lo cognoscible acerca de cada cosa. Pero el Uno no es lo mismo en todos los géneros. Aquí, en efecto, es el semitono, y allí, la vocal o la consonante; y el Uno del peso es otro, y otro el del movimiento. Pero en todas partes el Uno es indivisible según la cantidad o según la especie. Así, pues, el indivisible según la cantidad, cuando lo es totalmente y sin posición se llama unidad, y cuando lo es totalmente pero con posición, se llama punto; lo divisible en una dimensión se llama línea; lo divisible en dos dimensiones, superficie, y lo divisible totalmente y en tres dimensiones según la cantidad, cuerpo. Inversamente, lo divisible en dos dimensiones se llama superficie; lo divisible en una dimensión, línea, y lo que no es divisible de ningún modo según la cantidad, punto y unidad; sin posición, unidad, y con posición, punto. Además, lo que es uno lo es, o según el número, o según la especie, o según el género, o según la analogía; es uno por el número aquello cuya materia es una; por la especie, aquello cuyo enunciado es uno; por el género, lo que tiene la misma figura de la predicación, y según la analogía, todo lo que es como una cosa en orden a otra. Y siempre los modos posteriores acompañan a los anteriores; por ejemplo, todo lo que es uno por el número lo es también por la especie; pero lo que es uno por la especie, no siempre lo es también por el número. Por el género, en cambio, es uno todo lo que lo es por la especie; pero lo que lo es por el género, no siempre lo es también por la especie, sino por analogía; pero lo que es uno por analogía, no siempre lo es por el género. Y es claro también que lo múltiple se dirá en sentido opuesto a lo uno; unas veces, por no ser continuo; otras, por tener divisible la materia según la especie, ora la materia primera ora la última; otras, por tener pluralidad de enunciados que expresan la esencia.
Capítulo 7
EL ENTE (LO QUE ES)
Se llama ente, uno por accidente, y otro, por sí. Por accidente decimos, por ejemplo, que el justo es músico, o que el hombre es músico, o que el músico es hombre, diciendo aproximadamente como si dijéramos que el músico edifica porque accidentalmente el edificador es músico, o el músico, edificador (pues decir que esto es tal cosa significa que tal cosa es accidente de esto), y así también en las cosas dichas. En efecto, cuando decimos que el hombre es músico, que el músico es hombre, o que el blanco es músico o que éste es blanco, decimos lo uno porque ambos atributos son accidentes del mismo sujeto, y lo otro, porque es accidente del ente, y que lo músico es hombre, porque lo músico es accidente de éste (y así se dice incluso que lo no blanco es,porque aquello de lo que es accidente es). Así, pues, las cosas que se dice que son por accidente se dicen así, o porque ambas se dan en un mismo ente, o porque lo que se dice por accidente se da en algo que existe, o porque existe aquello mismo en lo que se da aquello de lo que ello mismo se predica.
Por sí se dice que son todas las cosas significadas por las figuras de la predicación; pues cuantos son los modos en que se dice, tantos son los significados del ser. Pues bien, puesto que, de los predicados, unos significan quididad, otros cualidad, otros cantidad, otros relación, otros acción o pasión, otros lugar y otros tiempo, el ser significa lo mismo que cada uno de éstos. Pues en nada se diferencia «un hombre es convaleciente» de «un hombre convalece», ni «un hombre es caminante o cortante» de «un hombre camina o corta», y lo mismo en los demás casos. Además, «ser» y «es» significan que algo es verdadero, y «no ser», no verdadero, sino falso, tanto en la afirmación como en la negación; por ejemplo, que Sócrates es músico significa que esto es verdadero, y que Sócrates es no blanco, que esto es verdadero; pero «la diagonal no es conmensurable» significa que esto es falso.
Además, «ser» y «ente» significan unas veces lo dicho en potencia, y otras, en entelequia, de estos tipos de «ser» y «ente» mencionados; decimos, en efecto, que es vidente tanto lo que ve en potencia como lo que ve en entelequia, y, del mismo modo, decimos que sabe tanto lo que puede usar del saber como lo que usa de él, y que es reposado tanto lo que ya tiene reposo como lo que puede reposar. Y lo mismo en el caso de las substancias. En efecto, decimos que es un Hermes en la piedra, y que una parte de la línea es la mitad de la línea, y que es trigo el aún no maduro. Pero cuándo algo es en potencia y cuándo aún no, debe ser determinado en otro lugar.
Capítulo 8
SUBSTANCIA (ENTIDAD)
Substancia se llaman los cuerpos simples, por ejemplo la Tierra, el Fuego, el Agua y todas las cosas semejantes, y, en general, los cuerpos y los compuestos de éstos, tanto animales como demonios, y las partes de éstos. Y todas estas cosas se llaman substancias porque no se predican de un sujeto, sino que las demás cosas se predican de éstas. Y, en otro sentido, se llama substancia lo que sea causa inmanente del ser en todas aquellas cosas que no se predican de un sujeto; por ejemplo, el alma para el animal. Además, cuantas partes inmanentes hay en tales cosas, limitándolas y significando algo determinado, destruidas las cuales se destruye el todo, como destruida la superficie se destruye el cuerpo, según dicen algunos, y se destruye la superficie destruida la línea. Y, en general, el Número parece a algunos ser tal (pues dicen que, destruido él, no hay nada, y que determina todas las cosas). Además, la esencia, cuyo enunciado es una definición, también se llama substancia de cada cosa.
Así, pues, resulta que la substancia se dice en dos sentidos: el sujeto último, que ya no se predica de otro, y lo que, siendo algo determinado, es también separable. Y es tal la forma y la especie de cada cosa.
Capítulo 9
LO MISMO, LO DIVERSO, SEMEJANTE, DESEMEJANTE
Se llaman idénticas, unas cosas, por accidente; por ejemplo, lo blanco y lo músico se dicen idénticos porque son accidentes de lo mismo, y hombre y músico, porque lo uno es accidente de lo otro, y lo músico es hombre porque es accidente del hombre; y esto se dice idéntico a uno y otro término, y cada uno de ellos, idéntico a esto; en efecto, tanto el hombre como lo músico se dicen idénticos al hombre músico, y esto, idéntico a aquéllos (y por eso todas estas cosas no se dicen universalmente; pues no es verdadero decir que todo hombre es idéntico a lo músico; pues los universales existen por sí, y los accidentes no existen por sí, sino que se dicen simplemente de los individuos; idéntico, en efecto, parece ser «Sócrates» y «Sócrates músico»; pero «Sócrates» no se dice de muchos; por eso no se dice «todo Sócrates» como «todo hombre»).
Unas cosas se llaman idénticas de este modo; pero otras se llaman idénticas por sí, en los mismos sentidos en que se dice por sí lo uno. En efecto, aquellas cuya materia es una o por la especie o por el número se dicen idénticas, y aquellas cuya substancia es una. Por consiguiente, es claro que la identidad es cierta unidad, o bien del ser de varios o bien cuando se toman como varios, por ejemplo cuando se dice que una cosa es idéntica a sí misma, pues entonces se toma una cosa como dos. Otras se llaman aquellas cosas de las cuales son más de una las especies, o la materia, o el enunciado de la substancia; y, en general, otro se dice en sentido opuesto a idéntico.
Se llaman diferentes cuantas cosas son otras siendo en cierto modo idénticas, pero no por el número, sino por la especie, o por el género, o por analogía. Además, aquellas cuyo género es otro, y las contrarias, y cuantas tienen en la substancia la alteridad. Se llaman semejantes las que son, en todos los aspectos, sujeto paciente de lo mismo, y las que más veces son sujeto paciente de las mismas cosas que de otras, y aquellas cuya cualidad es una; y lo que tiene en común con otra cosa más numerosos o más importantes contrarios según los cuales cabe alterarse, es semejante a ésta. Y de modo opuesto a las cosas semejantes se dicen las desemejantes.
Capítulo 10
OPUESTOS, CONTRARIOS, DIVERSOS EN CUANTO A LA ESPECIE
Opuestos se llaman la contradicción y los contrarios, los términos relativos, la privación y el hábito, y los extremos desde los cuales y hacia los cuales van las generaciones y las corrupciones; y las cosas que no pueden estar presentes simultáneamente en un receptáculo común se dice que se oponen, o ellas mismas o aquellas de las cuales constan. En efecto, lo gris y lo blanco no se dan simultáneamente en lo mismo; es que se oponen aquellas cosas de las cuales constan. Contrarias se llaman las cosas diferentes según el género que no pueden estar simultáneamente presentes en lo mismo, y las más diferentes entre las que están en el mismo género, y las más diferentes entre las que están en el mismo receptáculo, y las más diferentes entre las que están bajo la misma potencia, y aquellas cuya diferencia es máxima, o absolutamente, o según el género, o según la especie. Y las demás cosas se llaman contrarias, unas por tener tales contrarios, otras por ser capaces de recibirlos, otras por ser capaces de producirlos o de ser afectadas por ellos, o porque los producen o son afectadas por ellos, o por ser pérdidas o adquisiciones, hábitos o privaciones de ellos. Y, puesto que el Uno y el Ente se dicen en varios sentidos, necesariamente les seguirán también las demás cosas que se dicen según éstos, de suerte que también lo idéntico, lo otro y lo contrario, serán distintos según cada categoría. Otras por la especie se llaman las cosas que, siendo del mismo género, no están subordinadas entre sí, y las que, estando en el mismo género, tienen diferencia, y las que tienen contrariedad en la substancia.
Y los contrarios son entre sí otros por la especie, o todos, o los que se llaman contrarios primordialmente, y aquellas cosas cuyos enunciados son otros en la última especie del género (por ejemplo, hombre y caballo son indivisibles por el género, pero sus enunciados son otros), y las cosas que, estando en la misma substancia, tienen diferencia. Y son idénticas por la especie las cosas que se dicen de modo opuesto a éstas.
Capítulo 11
ANTERIOR Y POSTERIOR
Anteriores y posteriores se llaman algunas cosas, suponiendo que algo es primero y principio en cada género, por [estar] más cerca de algún principio determinado o bien absolutamente y por naturaleza o bien en orden a algo o en algún lugar o por algunos; así, unas son anteriores según el lugar por estar más cerca, o bien de algún lugar determinado por la naturaleza (por ejemplo, del medio o del extremo), o bien en orden a cualquier cosa; y lo que está más alejado es posterior. Otras son anteriores según el tiempo (unas, en efecto, lo son por estar más lejos del momento presente; por ejemplo en los sucesos pasados, pues antes fueron las guerras troyanas que las médicas, porque distan más del momento presente; y otras, por estar más cerca del momento presente; por ejemplo en los futuros, pues antes serán los juegos nemeos que los píticos, porque están más cerca del momento presente, habiéndonos servido de este momento como principio y momento primero). Otras son anteriores según el movimiento (pues es anterior lo que está más cerca del motor primero; por ejemplo, el niño es anterior al varón; y también éste es cierto principio absolutamente). Otras son anteriores según la potencia (pues es anterior lo que supera en potencia, y lo que es más potente; y es tal aquel según cuyo designio necesariamente resultará lo otro, que es posterior, de suerte que, si aquél no lo mueve, no se mueve esto, y, si lo mueve, se mueve; y el designio es un principio). Otras son anteriores según la ordenación (y éstas son las que, en relación a algo determinado, distan según cierta razón; por ejemplo, el parastata es anterior al tritostata, y la paraneta, anterior a la neta; pues allí es principio el corifeo, y aquí, la mediana. Estas cosas, pues, se dicen anteriores de este modo.
Y de otro modo se dice anterior lo anterior por el conocimiento, considerado también como anterior absolutamente. Pero, entre estos anteriores, son distintos los que lo son según el concepto y los que lo son según la sensación. Pues, según el concepto, son anteriores los universales, y, según la sensación, los singulares. Además, según el concepto, el accidente es anterior al todo; por ejemplo, lo músico es anterior al hombre músico. Pues el concepto no será todo sin la parte; sin embargo, no cabe que exista lo músico si no existe algún músico.
Todavía, se llaman anteriores las afecciones de los sujetos anteriores; por ejemplo, la rectitud es anterior a la tersura; aquélla, en efecto es afección de la línea en cuanto tal, y ésta, de la superficie. Así, pues, unas cosas se llaman anteriores y posteriores así, y otras, según la naturaleza y la substancia; las últimas son las que pueden existir sin otras, mientras que estas otras no pueden existir sin ellas; esta división la usó Platón.
(Y, puesto que «ser» se dice en varios sentidos, en primer lugar es anterior el sujeto, por lo cual la substancia es anterior; después, son anteriores de distinto modo las cosas que son según la potencia y según la entelequia. Unas, en efecto, son anteriores según la potencia, y las otras, según la entelequia; por ejemplo, según la potencia, la media línea es anterior a la línea entera, y la parte, anterior al todo, y la materia, anterior a la substancia; pero, según la entelequia, son posteriores. Pues, sólo una vez disuelto el todo, serán según la entelequia).
Así, pues, en cierto modo, todas las cosas que se dicen anteriores o posteriores se dicen según éstas; unas, en efecto, pueden existir sin las otras según la generación, por ejemplo el todo sin las partes; y otras, según la corrupción, por ejemplo la parte sin el todo. Y de modo semejante las demás cosas.
Capítulo 12
POTENCIA O CAPACIDAD, IMPOTENCIA O INCAPACIDAD
Se llama potencia el principio del movimiento o del cambio que está en otro, o en el mismo en cuanto otro; por ejemplo, el arte de edificar es una potencia que no está en lo que se edifica; pero el arte de curar, que es una potencia, puede estar en el que es curado, pero no en cuanto que es curado. Así, pues, la que es absolutamente principio del cambio o del movimiento se llama potencia en otro, o en el mismo en cuanto otro; pero hay también una potencia para ser cambiado o movido por otro, o por el mismo en cuanto otro (decimos, en efecto, que el paciente puede ser afectado por aquella potencia de la cual recibe alguna afección, unas veces si recibe una afección cualquiera, pero otras no según cualquiera afección, sino si la afección es para algo mejor).
Además, se llama potencia la de terminar una cosa bien o según designio; pues algunas veces decimos que los que simplemente andan o hablan, pero no bien, o no como quieren, no pueden hablar o andar. Y lo mismo en cuanto a recibir afecciones. Además, todos aquellos hábitos según los cuales las cosas son totalmente impasibles, o inmutables, o no fácilmente movibles hacia lo que es peor, se llaman potencias; las cosas, en efecto, se quiebran o se desmenuzan, o se doblan, y, en una palabra, se destruyen, no por poder, sino por no poder, y por carecer de algo; y son impasibles frente a tales alteraciones las que apenas o ligeramente son afectadas, a causa de su potencia, por poder, y por estar dispuestas de algún modo. Diciéndose la potencia en todos estos sentidos, también potente se dirá, en un sentido, lo que tiene un principio de movimiento o de cambio (pues también lo que puede detener es algo potente) en otro, o en sí mismo en cuanto otro; en un segundo sentido, se llama potente una cosa si algo tiene sobre ella tal potencia; en otro, si tiene potencia para experimentar cualquier cambio, ora hacia lo que es peor, ora hacia lo que es mejor (pues también lo que se corrompe parece ser potente para corromperse, o que no se corrompería si fuera impotente para ello; por consiguiente, tiene cierta disposición y causa y principio de tal afección. Así, pues, unas veces parece ser tal por tener algo, otras por estar privado de algo. Pero, si la privación es en cierto modo un hábito, todas las cosas serán potentes por tener algo. Pero el ser se dice equívocamente; de suerte que se es potente por tener algún hábito y principio, y por tener la privación de éste, si cabe tener una privación. Y, de otro modo, por no tener otro, o él mismo en cuanto otro, la potencia o principio de su corrupción.
Y, todavía, todas estas cosas se dicen potentes o bien simplemente, porque pueden llegar o no llegar a ser, o porque llegan o no llegan a ser bien. Pues también en los inanimados reside tal potencia, por ejemplo en los instrumentos; pues dicen que una lira puede tocar, y otra no, si no es de buen sonido.
Impotencia es la privación de potencia y de un principio tal cual se ha dicho, o absolutamente, o en el llamado por la naturaleza a tenerlo, o bien cuando está llamado por la naturaleza a tenerlo ya; no se diría, en efecto, que un niño, un varón adulto y un eunuco son igualmente impotentes para engendrar.
Y, todavía, según una y otra potencia, hay una impotencia opuesta, a la que simplemente mueve y a la que mueve bien.
Impotentes, por tanto, se llaman unas cosas según esta impotencia, y otras, de otro modo, como lo posible y lo imposible; es imposible aquello cuyo contrario es verdadero por necesidad (por ejemplo, que la diagonal sea de la misma medida que un lado del cuadrado es imposible, porque esto es falso, y su contrario no sólo es verdadero, sino incluso necesario [que sea de distinta medida]). Por consiguiente, que sea de la misma medida no sólo es falso, sino incluso falso de necesidad.
Y lo contrario a esto, lo posible, es cuando lo contrario no es necesariamente falso, por ejemplo, es posible que un hombre esté sentado, pues no es falso de necesidad que no esté sentado. Así, pues, lo posible significa, en un sentido, como se ha dicho, lo no falso de necesidad; en otro, el ser verdadero, y en otro, lo que cabe que sea verdadero ya. Y, metafóricamente, se llama potencia la que se estudia en la Geometría. Éstas son, pues, las cosas posibles no según una potencia.
Pero las que se dicen según una potencia, todas se dicen en orden a una primera; y ésta es un principio de cambio que está en otro, o en el mismo en cuanto otro. Las demás cosas, en efecto, se llaman posibles, unas porque algo distinto de ellas tiene tal potencia, otras porque no la tiene, y otras porque la tiene de un modo determinado. Y de manera semejante también las imposibles. De suerte que la definición propia de la potencia primera sería: principio mutativo que está en otro, o en el mismo en cuanto otro.
Capítulo 13
CANTIDAD
Cantidad se llama lo divisible en sus partes integrantes, de las cuales una y otra o cada una es por naturaleza algo uno y algo determinado. Así, pues, una multitud es algo cuanto si es numerable, y una magnitud, si es mensurable. Y se llama multitud lo potencialmente divisible en partes discontinuas, y magnitud, lo divisible en partes continuas. Y la magnitud continua en una dimensión se llama longitud; la continua en dos, latitud, y la continua en tres, profundidad. Y la multitud finita se llama número, y la longitud, línea, y la latitud, superficie, y la profundidad, cuerpo. Además, unas cosas se llaman cuantas por sí, y otras, accidentalmente; por ejemplo, la línea es algo cuanto por sí, y lo músico, accidentalmente. Y de las cosas que son cuantas por sí, unas lo son según la substancia, como es algo cuanto la línea (pues en el enunciado que dice qué es figura «algo cuanto»), y otras son afecciones y hábitos de tal substancia, como lo mucho y lo poco, lo largo y lo corto, lo ancho y lo estrecho, lo alto y lo bajo, lo pesado y lo ligero, y las demás cosas semejantes. Y también lo grande y lo pequeño, y lo mayor y lo menor, en sí mismos y en relación recíproca, son de suyo afecciones de lo cuanto.
Pero estos nombres se transfieren también a otras cosas. Y de las cosas que se dicen cuantas accidentalmente, unas se dicen del mismo modo que se dijo que era cuanto lo músico y lo blanco, por ser algo cuanto aquello en lo que están, y otras, como se dicen cuantos el movimiento y el tiempo; pues también éstos se dicen cuantos y continuos, por ser divisibles aquellas cosas de las que éstos son afecciones. Pero me refiero no a lo que se mueve, sino a aquello a través de lo que fue movido; pues, por ser cuanto esto, también el movimiento es cuanto, y el tiempo es cuanto por serlo el movimiento.
Capítulo 14
CUALIDAD
Cualidad se llama, en un sentido, la diferencia de la substancia; por ejemplo, un hombre es un animal de cierta cualidad porque es bípedo, y un caballo, porque es cuadrúpedo, y un círculo es una figura de cierta cualidad porque no tiene ángulos, puesto que la diferencia substancial es una cualidad. – Por consiguiente, en este sentido, la cualidad se llama diferencia de la substancia.
Pero, en otro sentido, la cualidad se dice como en las cosas inmóviles y en las Cosas matemáticas, del modo que los números son de cierta cualidad, por ejemplo los números compuestos y que no son sólo en una dimensión, sino aquellos de los que es imitación el plano y el sólido (y éstos son los cuantas veces cuantos o cuantas veces cuantas veces cuantos), y, en suma, lo que hay en la substancia además de lo cuanto. Pues la substancia de cada uno es lo que es una sola vez; por ejemplo, la substancia de seis no es lo que son dos veces o tres veces, sino lo que son una sola vez. Pues seis son una sola vez seis. Además, todas las afecciones de las substancias que se mueven, como el calor y la frialdad, la blancura y la negrura, la pesadez y la ligereza, y todas las cosas semejantes, según las cuales se dice también que se alteran los cuerpos de las cosas que cambian. Además, según la virtud y el vicio, y, en general, el mal y el bien.
Así, pues, la cualidad puede decirse sin duda de dos modos, y de éstos sería uno el más propio. La cualidad primera es, en efecto, la diferencia de la substancia (y de ésta es cierta parte también la cualidad que hay en los números; pues es cierta diferencia de substancias, pero de substancias que o bien no se mueven o bien no en cuanto que se mueven), y las afecciones de las cosas que se mueven en cuanto que se mueven, y las diferencias de los movimientos. Y la virtud y el vicio son cierta parte de las afecciones, pues manifiestan diferencias del movimiento y de la actividad, según las cuales actúan o reciben la acción de otro, bien o mal, las cosas que están en movimiento. Pues lo que puede ser movido o actuar de tal modo es bueno, y lo que puede ser movido o actuar del modo contrario, malo. Pero lo bueno y lo malo significan cualidad sobre todo en los seres animados, y, de entre éstos, principalmente en los que tienen albedrío.
Capítulo 15
RELATIVO
Relativo se dice, de unas cosas, como lo doble en orden a la mitad y lo triple en orden a la tercera parte, y en general el múltiplo en orden al submúltiplo, y lo que excede en orden a lo excedido; de otras, como lo que puede calentar en orden a lo que puede ser calentado, y lo cortante en orden a lo cortable, y, en una palabra, lo activo en orden a lo pasivo; de otras, como lo medible en orden a la medida, y lo escible en orden a la ciencia, y lo sensible en orden a la sensación.
Las relaciones de la primera clase se dicen según un número, o simplemente o de un modo determinado, en orden a ellos o en orden a uno (por ejemplo lo doble es, en relación a uno, un número determinado, y el múltiplo está en relación numérica con uno, pero no determinada, como ésta o ésta. Y lo sesquiáltero está en orden a lo subsesquiáltero en relación numérica determinada, pero lo superparcial en orden a lo subsuperparcial está en relación indeterminada, como el múltiplo en orden a uno. Y lo que excede en orden a lo excedido es totalmente indeterminado según un número; el número, en efecto, es conmensurable, y de lo no conmensurable no se dice un número, y lo que excede en orden a lo excedido es tanto como lo excedido y todavía más, pero esto es indeterminado; pues es de cualquier modo, o igual o no igual a lo excedido).
Así, pues, todas estas relaciones se dicen según un número y son afecciones de un número. Y también lo igual y semejante y lo idéntico, de distinto modo (todos, en efecto, se dicen según el Uno, pues son idénticas aquellas cosas cuya substancia es una, y semejantes, aquellas cuya cualidad es una, e iguales, aquellas cuya cantidad es una: y el Uno es principio y medida del número, de suerte que todas éstas se dicen relaciones según un número, pero no del mismo modo).
Y las relaciones activas y las pasivas se dicen relaciones según la potencia activa y pasiva y los actos de las potencias; por ejemplo, lo que puede calentar es relativo a lo que puede ser calentado porque puede, y a su vez lo que calienta es relativo a lo que es calentado, y lo que corta, relativo a lo que es cortado, como actuantes. Pero de las cosas relativas numéricamente no hay actos, a no ser del modo que se ha dicho en otro lugar; y los actos según un movimiento no se dan en ellas. Pero algunas cosas relativas según una potencia se dicen también relativas según tiempos particulares, por ejemplo lo que ha hecho en relación a lo que ha sido hecho, y lo que hará en relación a lo que será hecho. Así, en efecto, el padre se dice padre del hijo; pues el uno ha hecho algo y el otro ha recibido la acción. Además, algunas cosas son relativas por privación de potencia, como lo imposible y cuantas cosas se dicen así, por ejemplo lo invisible. Así, pues, las cosas que se dicen relativas según número y potencia, todas son relativas porque lo que ellas son se expresa por lo que es de otro, y no porque otra cosa sea relativa a ellas. Pero lo mensurable y lo escible y lo pensable se dicen relativos porque otra cosa se dice relativa a ellos. Lo pensable, en efecto, significa que hay pensamiento de ello; pero el pensamiento no es relativo a aquello de lo que es pensamiento (pues se habría dicho dos veces lo mismo), y, de modo semejante, la visión es visión de algo, no de aquello de lo que es visión (aunque sea verdadero decir esto), sino relativa al color o relativa a alguna otra cosa semejante. Pero de aquel modo se dirá dos veces lo mismo, que la visión es de lo que es. Así, pues, las cosas que se dicen relativas según ellas mismas, unas se dicen así, otras si los géneros de ellas son tales; por ejemplo, la Medicina es una de las cosas relativas porque el género de ella, la ciencia, es considerado como relativo. Además, todas aquellas cosas según las cuales se dicen relativas las que las tienen, como la igualdad porque se dice relativo lo igual, y la semejanza porque se dice relativo lo semejante. Otras, accidentalmente; por ejemplo, un hombre es relativo porque es accidental para él ser doble, y esto es una de las cosas relativas; o lo blanco, si es accidente de uno mismo ser doble y blanco.
Capítulo 16
PERFECTO
Perfecto se dice, en primer lugar, aquello fuera de lo cual no es posible tomar ninguna parte de ello (por ejemplo, tiempo perfecto de cada cosa es aquel fuera del cual no es posible tomar algún tiempo que sea parte de este tiempo), y lo que, según la excelencia y el bien, no puede ser superado en cuanto al género; por ejemplo, un médico es perfecto, y un flautista es perfecto, cuando, según la especie de la propia excelencia, nada les falta (y así, por metáfora, también en las cosas malas decimos «un sicofanta perfecto y un ladrón perfecto», puesto que también los llamamos buenos, por ejemplo «un buen ladrón o un buen sicofanta». Y la excelencia es cierta perfección; pues cada cosa es perfecta y toda substancia es perfecta cuando, según la especie de la propia excelencia, no carece de ninguna parte de su magnitud natural.
Todavía, se llaman perfectas aquellas cosas que han conseguido el fin, siendo éste noble; pues se llaman perfectas por tener el fin, de suerte que, puesto que el fin es una de las cosas extremas, trasladando el sentido también a las cosas malas, decimos que algo ha perecido perfectamente y que se ha corrompido perfectamente, cuando nada falta de la corrupción y del mal, sino que está en el extremo; por eso también la muerte se llama fin por metáfora, porque ambos son cosas extremas. Y también se llama fin la causa final última.
Así, pues, las cosas llamadas perfectas según ellas mismas se llaman así de todos estos modos; unas por no carecer de nada en el sentido del bien ni tener superación ni tomar algo fuera; otras, en absoluto, por no tener superación en cada género ni haber nada fuera; y las demás se llaman perfectas o bien según éstas, o bien por hacer algo perfecto o por tenerlo o por adaptarse a ello o por decirse de alguna manera en orden a las primariamente llamadas perfectas.
Capítulo 17
LÍMITE
Término se llama lo último de cada cosa, y lo primero fuera de lo cual no es posible tomar nada de ella, y lo primero dentro de lo cual está todo lo de ella, y lo que sea especie de magnitud o de lo que tiene magnitud, y el fin de cada cosa (y es tal aquello a lo que se dirige el movimiento y la acción, y no aquello desde lo que comienza; pero algunas veces, ambas cosas, aquello desde lo que comienza y aquello a lo que se dirige y la causa final), y la substancia de cada cosa y la esencia de cada cosa; pues ésta es término del conocimiento; y, si lo es del conocimiento, también de la cosa. Por consiguiente, está claro que, de cuantos modos se dice el principio, de tantos se dice también el término, y todavía de más; pues el principio es un término, pero no todo término es principio.
Capítulo 18
POR LO QUE
«Por lo que» se dice en varios sentidos; en un sentido es la especie y la substancia de cada cosa; por ejemplo, aquello por lo que uno es bueno es el Bien en sí; en otro sentido, aquello en lo que primero puede algo llegar a ser naturalmente, por ejemplo el color en la superficie. Así, pues, lo primeramente llamado «por lo que» es la especie, y, en segundo lugar, es como la materia de cada cosa y lo primero que subyace a cada cosa. Y, en general, «por lo que» tendrá las mismas acepciones que «causa»; se dice, en efecto, «¿por qué ha venido?» o «¿a causa de qué ha venido?», y «¿por qué se ha hecho un paralogismo o un silogismo?», o «¿cuál es la causa del silogismo o del paralogismo?». Además, se llama «por lo que» lo que es por posición: «por lo que» se ha detenido o «por lo que» anda; pues todas estas cosas significan lugar y posición.
De suerte que también «por sí mismo» tiene que decirse en varios sentidos; un «por sí mismo» es, en efecto, la esencia de cada cosa, por ejemplo Calias es por sí mismo Calias y la esencia de Calias; otro, todo lo que hay en la quididad, por ejemplo Calias es por sí mismo animal; pues en el enunciado está «animal»; Calias es, en efecto, cierto animal. Además, si el sujeto ha recibido algo directamente en sí mismo o en alguna de las partes de sí mismo; por ejemplo, la superficie es blanca por sí misma, y el hombre vive por sí mismo; pues el alma, en la cual está directamente el vivir, es una parte del hombre. Todavía, aquello de lo cual no es causa otra cosa; del hombre, en efecto, hay varias causas: lo animal, lo bípedo; sin embargo, el hombre es hombre por sí mismo. Además, cuantas cosas se dan en uno solo y en cuanto es uno solo; por eso lo separado es por sí mismo.
Capítulo 19
DISPOSICIÓN
Disposición se llama la ordenación, según el lugar o según la potencia o según la especie, de lo que tiene partes; es preciso, en efecto, que haya alguna posición, como incluso lo manifiesta el nombre «disposición».
Capítulo 20
HÁBITO
Hábito se llama, en un sentido, por ejemplo, cierto acto de lo que tiene y de lo que es tenido, como cierta acción o movimiento (pues cuando uno hace y otro es hecho, está en medio el acto hacedor; así también en medio del que tiene un vestido y del vestido tenido está el hábito). Es, pues, evidente que no cabe que éste tenga hábito (en efecto, se procedería al infinito, si fuese propio de lo tenido tener hábito). En otro sentido se llama hábito una disposición según la cual está bien o mal dispuesto lo que está dispuesto, y lo está o por sí mismo o en orden a otro; por ejemplo, la salud es cierto hábito, pues es una disposición tal. Todavía, se llama hábito si es una parte de tal disposición; por eso también la excelencia de las partes es cierto hábito.
Capítulo 21
AFECCIÓN
Afección se llama, en un sentido, la cualidad según la cual cabe alterarse, como lo blanco y lo negro, lo dulce y lo amargo, la pesadez y la ligereza, y las demás cosas tales; en otro, los actos e incluso las alteraciones de estas cualidades. Además, entre éstas, más bien las alteraciones y movimientos dañinos, y sobre todo los daños penosos. Todavía, se llaman afecciones los infortunios y penas grandes.
«Hábito» conserva aquí el sentido antiguo de «haber», que ha pasado a «tener». El castellano antiguo sería aquí más transparente: «en medio del que ha un vestido y del vestido habido está el hábito«. Hábito es, pues, la acción o estado del que «ha» o «tiene».
Capítulo 22
PRIVACIÓN
Privación se dice, en un sentido, si un sujeto no tiene alguna de las cosas destinadas por la naturaleza a ser tenidas, aunque él no sea apto por naturaleza para tenerla; por ejemplo, se dice que una planta está privada de ojos. En otro sentido, si, siendo apto por naturaleza, o él o su género, para tenerla, no la tiene; por ejemplo, de diferente modo están privados de vista un hombre ciego y un topo; éste, según el género, y aquél, según él mismo. Todavía, si, siendo apto por naturaleza y cuando es apto por naturaleza para tener algo, no lo tiene; la ceguera, en efecto, es cierta privación, pero ciego no se es a cualquier edad, sino a la que uno es apto para tener vista, si no la tiene.
Y de modo semejante también en lo que, y según lo que, y en orden a lo que, y del modo que uno es apto por naturaleza para tenerlo, si no lo tiene. Todavía, la ablación violenta de cualquier cosa se llama privación.
Y, de cuantos modos se dicen las negaciones a base de a privativa, de otros tantos se dicen también las privaciones; pues ἄνισον (des-igual) se dice por no tener igualdad siendo apto por naturaleza para tenerla, y ἀόρατον (in-visible) por no tener en absoluto color o por tenerlo mal, y ἄπουν (sin pies), por no tener en absoluto pies o por tenerlos malos. Además, también por tener algo pequeño, por ejemplo ἀπύρηνον (sin pepita); y esto es tener mal en cierto modo. Todavía, por no hacerse fácilmente o por no hacerse bien; por ejemplo, lo ἄτμητον (in-cortable), no sólo por no cortarse, sino también por no cortarse fácilmente o no cortarse bien. Además, por no tener en absoluto; pues no se llama ciego el tuerto, sino el que en los dos ojos carece de vista. Por eso todos no son buenos o malos, justos o injustos, sino también lo intermedio.
Capítulo 23
TENER
Tener se dice en varios sentidos. En un sentido, es llevar según la propia naturaleza o según el propio impulso; por eso se dice que la fiebre tiene al hombre, y los tiranos, a las ciudades, y al vestido, los que lo tienen puesto. En otro sentido, tener se dice de aquello en lo que algo está como en un receptáculo; por ejemplo, el bronce tiene la especie de la estatua, y el cuerpo, la enfermedad. En otro sentido, como el continente tiene las cosas contenidas; se dice, en efecto, que éstas son tenidas por aquello en lo que están como en su continente; por ejemplo, decimos que la vasija tiene líquido, y la ciudad, hombres, y la nave, marineros, y así también decimos que el todo tiene las partes. Todavía, lo que impide que algo se mueva u obre según su propio impulso se dice que lo tiene; por ejemplo, las columnas tienen los pesos superpuestos, y del modo que los poetas hacen que Atlante tenga el cielo, porque, de lo contrario, se derrumbaría sobre la tierra, como afirman también algunos de los fisiólogos; y, en este sentido, también lo que mantiene unido se dice que tiene las cosas que mantiene unidas, porque, de lo contrario, cada una se separaría según su propio impulso. Y también «estar en algo» se dice de modo semejante y consecuentemente a «tener».
Capítulo 24
PROCEDER DE ALGO
Proceder de algo se dice, en un sentido, de aquello de lo que algo es como de su materia, y esto, de dos maneras, o según el género primero o según la última especie; por ejemplo, en cierto modo todas las cosas licuables proceden del agua, y, en cierto modo, la estatua procede del bronce. En otro sentido, proceder se dice como del primer principio motor (por ejemplo, ¿de qué procede la lucha? Del insulto, porque éste fue el principio de la lucha). En otro sentido, se dice del compuesto de la materia y de la forma, como proceden del todo las partes, y de la Iliada, el canto, y de la casa, las piedras; pues el fin es la forma, y perfecto es lo que tiene el fin. Otras cosas proceden de algo como procede de la parte la especie; por ejemplo, el hombre procede de lo bípedo, y la sílaba, de la letra; pues esto procede de otro modo que la estatua procede del bronce; pues de la materia sensible procede la substancia compuesta, pero también la especie procede de la materia de la especie. Así, pues, unas cosas se dice que proceden así, y otras se dice que proceden si según alguna parte se da alguno de estos modos; por ejemplo, del padre y de la madre procede el hijo, y de la tierra, las plantas, porque proceden de alguna parte de ellos. En otro sentido, se dice que algo procede de aquello después de lo cual viene en el tiempo; por ejemplo, del día procede la noche, y del buen tiempo, la tempestad, porque lo uno viene después de lo otro. Y, de estas cosas, unas se dicen así por tener cambio recíproco, como las ahora mencionadas; otras, por darse sólo a continuación en el tiempo; por ejemplo, la navegación procede del equinoccio, porque se realizó después del equinoccio, y proceden de las fiestas dionisias las targelias, porque vienen después de las dionisias.
Capítulo 25
PARTE
Parte se dice, en un sentido, aquello en que puede ser dividida de cualquier modo una cantidad (pues siempre lo que se quita de una cantidad en cuanto cantidad se llama parte de ella; por ejemplo, dos se dice en cierto modo parte de tres); y, en otro sentido, se llaman partes sólo las que, de entre éstas, miden el todo; por eso dos se dice parte de tres en un sentido, pero en otro no. Además, aquellas en que la especie puede ser dividida, sin la cantidad, también se llaman partes de esta especie; por eso dicen que las especies son partes del género. Todavía, aquellas en que se divide o de las que se compone el todo, o bien la especie o lo que tiene a la especie; por ejemplo, de la esfera de bronce, o del cubo de bronce, no sólo es parte el bronce (y ésta es la materia en la que está incluida la especie), sino que también es parte el ángulo. Además, las cosas incluidas en el enunciado que expresa cada cosa, también éstas son partes del todo; por eso el género se dice también parte de la especie; pero, en otro sentido, la especie es parte del género.
Capítulo 26
ENTERO, UN TODO
Entero se llama algo a lo que no falta ninguna parte de aquellas por las cuales se llama entero por naturaleza, y lo que contiene las cosas contenidas de manera que éstas sean algo uno; y esto puede ser de dos maneras: pues o bien son uno individualmente, o bien se compone de ellas la unidad. Lo universal, en efecto, y aquello de lo que se habla en general como de algo entero, es universal en el sentido de contener muchas cosas porque se predica de cada una y porque todas son una cosa individualmente, por ejemplo hombre, caballo, dios, porque todos son vivientes. Y lo continuo y limitado son algo entero cuando una unidad procede de varias cosas que la constituyen, sobre todo en potencia, aunque también en entelequia. Y, de estas mismas cosas, son algo entero en mayor grado las que son tales por naturaleza que las que lo son por arte, como decíamos también a propósito del Uno, porque la integridad es cierta unidad. Además, teniendo la cantidad principio, medio y fin, de aquellas cosas en que la posición no establece diferencia se dice «todo», y de aquellas en que la establece, «entero». Y de las que admiten ambas posibilidades, se dice lo mismo «entero» que «todo»; y son éstas aquellas cuya naturaleza permanece idéntica con la transposición de las partes, pero la forma no, por ejemplo la cera o un manto; en efecto, se dicen lo mismo «entero» que «todo»; pues tienen ambas posibilidades. Pero del agua y de las cosas líquidas, y del número, se dice «todo», y no se dice número entero ni agua entera, a no ser por metáfora. «Todas» se dice de aquellas cosas de las que «todo» se dice como de uno; de éstas se dice «todas» como de cosas divididas: «todo este número», «todas estas unidades».
Capítulo 27
MUTILADO
Mutilado se dice de lo que tiene cantidad; pero no de cualquier cosa, sino que es
preciso que sea partible y que pueda ser algo entero. Un conjunto de dos no queda mutilado al serle restado uno (pues lo que se quita en la mutilación nunca es igual a lo que queda); tampoco, en general, puede ser mutilado ningún número. En efecto, es preciso también que permanezca la substancia: para que una copa esté mutilada, ha de seguir siendo copa; pero el número ya no es el mismo. Además, aunque la cosa sea de partes desemejantes, tampoco podrá ser mutilada siempre (pues el número, en cierto modo, tiene también partes desemejantes, por ejemplo, la díada y la tríada); de todas aquellas cosas en que la posición de las partes no establece diferencia, absolutamente ninguna puede llamarse mutilada, por ejemplo el agua o el fuego, sino que, para ser tales, su disposición ha de afectar a la substancia. Además, han de ser continuas; la armonía, en efecto, consta de tonos desemejantes y tiene posición, pero no puede ser mutilada. Tampoco todo lo que constituye algo entero puede ser mutilado por la privación de cualquier parte, pues no puede tratarse ni de las que son propias de la substancia ni de las que están en cualquier punto; por ejemplo, no queda mutilada la copa al ser perforada, pero sí al perder el asa o alguna extremidad, y el hombre no queda mutilado si le quitan carne o el bazo, sino alguna extremidad, y no cualquiera, sino alguna que, quitada entera, no se reproduce. Por eso los calvos no son mutilados.
Capítulo 28
GÉNERO
Género se dice, en un sentido, cuando es continua la generación de los que tienen la misma especie; por ejemplo, se dice: «mientras exista el género de los hombres», que es como decir: mientras sea continua la generación de ellos. En otro sentido, se llama género aquello de lo que algo procede y que fue el principio de su movimiento hacia el ser; así, unos se llaman helenos y otros jonios por su género, por proceder unos de Helén y otros de Jon, fundadores de su estirpe; y se aplica esto más al engendrador que a la materia (aunque también se indica el género partiendo de la mujer, y así se dice «los descendientes de Pirra»). Y, todavía, en el sentido en que el plano es el género de las figuras planas, y el sólido, de las sólidas; pues cada una de tales figuras es un plano determinado o un sólido determinado; y esto es lo que subyace a las diferencias.
Además, en el sentido en que, en los enunciados, es género el primer elemento que se enuncia en la quididad, del cual se dice que son diferencias las cualidades. El género, pues, se dice de todos estos modos: uno según la generación continua de la misma especie, otro según el primer motor de su misma especie, y otro como materia; pues aquello a lo que pertenecen la diferencia y la cualidad es el sujeto, al cual llamamos materia.
Distintas por el género se llaman las cosas cuyo primer sujeto es distinto y no se resuelven el uno en el otro ni ambos en el mismo; por ejemplo, la especie y la materia son distintas por el género, y cuantas cosas se dicen según distinta figura de la predicación del ente (pues unos de los llamados entes significan quididad; otros, alguna cualidad, y otros, como se explicó anteriormente). Estas cosas, en efecto, no se resuelven ni unas en otras ni en algo único.
Capítulo 29
FALSO
Falso se dice, en un sentido, como una cosa falsa, o bien porque los términos no concuerdan, o porque es imposible que concuerden (por ejemplo, si dijéramos que la diagonal es conmensurable, o que tú estás sentado; en efecto, de estas afirmaciones, una es falsa siempre, y la otra, a veces; pues, en este sentido, estas cosas no son). Se llaman también falsas las cosas que, siendo entes, son por naturaleza aptas para parecer o como no son o lo que no son (por ejemplo, el dibujo sombreado y los sueños; pues éstos son ciertamente algo, pero no aquello de lo que producen la ilusión). Así, pues, las cosas falsas se llaman así o porque ellas mismas no existen o porque la imagen que producen no es real.
Enunciado falso es, en cuanto falso, el de las cosas que no son; por eso todo enunciado es falso si se dice de una cosa que no es aquella de la cual es verdadero; por ejemplo, el enunciado del círculo es falso si se dice del triángulo. Y el enunciado de cada cosa, en un sentido, es uno, el de la esencia; pero, en otro sentido, son varios, puesto que, en cierto modo, la cosa y la cosa con algún atributo es lo mismo, por ejemplo Sócrates y Sócrates músico (y el enunciado falso no es, sencillamente, enunciado de nada). Por eso era una simpleza la opinión de Antístenes al pretender que nada se enunciaba a no ser con un enunciado propio, uno para cada cosa; de donde resultaba que no era posible contradecir, ni casi errar. En realidad, es posible enunciar cada cosa no sólo con el enunciado de ella, sino también con el de otra, de manera falsa incluso totalmente; pero, de algún modo, también con verdad, como si llamamos a ocho número doble con el enunciado de la díada. Estas cosas, pues, se dicen falsas de este modo. Pero un hombre es falso cuando fácil e intencionadamente elige tales enunciados, no por alguna otra cosa sino por eso mismo, y cuando trata de infundir en otros tales conceptos, del mismo modo que decimos que son falsas las cosas que infunden una imagen falsa. Por eso es falso lo que se dice en el Hipias: que el mismo es a la vez falso y verdadero. Considera falso, en efecto, al que puede engañar (y éste es el que sabe y el prudente); y, además, piensa que el voluntariamente malo es mejor.
Y a esta falsedad llega por inducción —pues el que cojea voluntariamente vale más que el que lo hace contra su voluntad—, llamando cojear a imitar la cojera, puesto que, si uno es cojo voluntariamente, sin duda es peor, como sucede en las costumbres.
Capítulo 30
ACCIDENTE
Accidente se llama lo que ciertamente se da en algo y se le puede atribuir con verdad, pero no necesariamente ni en la mayoría de los casos; por ejemplo, si alguien, al cavar un hoyo para una planta, encuentra un tesoro. En efecto, encontrar un tesoro es un accidente para el que cava el hoyo; pues no se sigue necesariamente lo uno de lo otro ni después de lo otro, ni sucede generalmente que el que planta encuentre un tesoro.
Y un músico puede ser blanco; mas, puesto que tal cosa no sucede ni necesariamente ni en la mayoría de los casos, llamamos a esto accidente. De suerte que, puesto que hay algo que se da en algo, y algunas de estas cosas se dan en algún lugar y a veces, lo que ciertamente se da en algo, mas no porque era precisamente esto, o ahora o aquí, será accidente. Y, por tanto, no hay ninguna causa determinada del accidente, sino el azar; y éste es indeterminado. Fue accidental para uno llegar a Egina, si no llegó allí intencionadamente, sino arrojado por una tempestad o apresado por piratas. El accidente, por tanto, se ha producido o existe, mas no en cuanto tal, sino en cuanto otro; pues la tempestad fue causa de que llegase adonde no navegaba, y fue precisamente a Egina. Se habla también de accidente en otro sentido, entendiendo por tal todo aquello que es inherente a algo en cuanto tal sin pertenecer a su substancia; por ejemplo, en el triángulo, el contener dos rectos. Y estos accidentes pueden ser eternos, mientras que ninguno de los otros puede serlo. Pero la explicación de esto, en otro lugar.
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